Tendrá que hacer la maleta (todos hemos aprendido a abrir maletas cuando hemos hecho visibles los objetos invisibles... sí chicos, nos solíamos colocar en círculo y trazábamos el paralelepípedo-caja, maleta...- para luego extraer algún objeto, tocarlo, presentarlo, jugar con él...), después habrá calculado la ruta estudiando un mapa (también sabemos consultar mapas invisibles, eh?); y finalizados los preparativos...
¡Voilá! nuestro blog se puso en marcha, ¡se iba de vacaciones!
Y recorrió Grecia buscando los orígenes del teatro, conversó con las Musas porque no sabía muy bien cúal le correspondía al sujeto de sus crónicas: la Pantomima; así que discutiendo su lugar con la chistosa Talía y la trágica
Melpómene, llegó a la conclusión de que la Pantomima era única en su especie,
la más sutil de las fusiones y, víctima un vendabal interno, apagó el fuego de su apasionado descubrimiento creando corrientes refrescantes de agua que, a su vez, excavaba surcos en la tierra para ordenar tanto derroche cósmico, la conclusión:
Talía |
Melpómene |
Ya de vuelta de sus viajes, se permitió este blog nuestro rendir un último tributo y paseó por París y respiró el aroma que aún flotaba desde la escuela de los maestros, de Decroux, Marceau o Barrault, que ya por fin decoraban el aula de Pantoteatro guiando a los alumnos en su aprendizaje...
Le entraba morriña al blog y quiso regresar para narrar sus aventuras a los nuevos alumnos de los intensivos de verano y así descubrir que ya se podía mirar en los 4 metros de espejo recién instalados en Pantoteatro.
Ya cruzaría el océano en su próximo viaje para honrar al maestro Chaplin, sí, sería el próximo,
¿a qué Musa invitaría entonces?
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